miércoles

5 poemas de Edith Vega-Centeno Chávez (Cusco/Lima)



POEMA 6

Yo habito en la garganta de un dios
Entre las falanges de un arcángel
Duermo en las pupilas de un agua marina
Despierto en los zapatos de un soldado
Agazapo las esquirlas de un puerco espín-hogar
Por lo pliegues de la piel de una doncella extravío mi cordura
Y regreso por las noches adormecido en las letanías de las monjas de clausura.

Yo habito en la piel dorada
En la roca cobriza
En el mar enfurecido
En el que encuentro mi voz y me ciño a su lomo espumoso como un niño
Cabalgo por entre los maizales
Ronco entre las lagunas solo para ver el reflejo de mis ronquidos
Disuelvo mis salivas entre las gotas de rocío que semejan lágrimas
Y me arrincono en la esquina de cualquier caracola sin rumbo y sin inquilino a bordo.

Yo habito en la parte seca de los manantiales
En la hoja caída de los arboles
En la horma deshecha de los zapateros
En la cima amorfa de los caminos
Ahí donde se  encienden el sol y la luna
Ahí donde las miradas perdidas buscan los olvidos.


POEMA 9

Abrazados a la urgencia de un abrazo
aterrorizados ante el tumulto
el hincapié del respeto nos hace dar un paso atrás
auto flagelos de redención cargan la memoria de un beso
y en un olvido de espacio nace el espacio  redimido
mientras en un salto al vacío caemos
lentamente -  inconvexos
y aun
contenidos hacia nuestros propios cuerpos:
llevamos en las pieles la premonición del golpe
no hace falta ser amnésicos ni desorbitados
solo hace falta fluido en la sangre
el espasmo de un vértigo pariendo por los poros
mientras se disfruta la caída lenta y sumisamente
la envoltura curvada de tu cuerpo la acepta
se hace a su suelo y a su dureza espacial
detienen en un suspiro el grito, el espanto
y ahogan suavemente entre las yemas de sus dedos los latidos
de un bombeo fantasmal que languidece en un tal vez
y la arena refleja solo la nitidez de una sombra
donde la porción reflexiva de tu imagen en el espejo
me devuelve la divinidad de tu especie
enmarcada sin querer, en un hasta pronto.
  

POEMA 10

Como si los espacios condenados a la indiferencia del tiempo de pronto despertaran
organizaran un mitin, se cansaran de sospechosamente vivir en las tinieblas
el olvido, el querer ser, el no poder estar
hacen gala ahora de un esperanzador mohín de valentía
sacan las garras, las uñas, les crece la piel
merodean, zigzaguean serpenteantes y rasguñan lo poco de vergüenza que encuentran a  su paso
-La sorpresa no se apropió de aquellos a quienes se les ha enseñado el poder callado de la resignación-
Absuelta ahora en un mundo paralelo al que se han prometido nacer
reencarnan en la más placida y tenebrosa de las utopías
y mezquinamente inventan lo que algunos llaman memoria.


13. A ese olor

A ese olor tránsfuga
con cara de nube
aorta de nube
pálpito de nube
le sube por su herida el eructo de lo que ha querido
y se le avinagra la sangre con eso del recordar
postres con olor a míspero
capulíes que se resisten a caer de los árboles
y riachuelos cargados donde bailaban flores de retama

y todo esto porque tengo un corazón de nube.


14. Teatro chino

Las cosas imperecederas
la sombra de mi cuerpo
que no le pertenece a mi cuerpo
ni a la luz

ni a la superficie que nos tiene.


Edith Vega-Centeno Chávez (Cusco/Lima)
Nació en Lima por casualidad, creció en un Cusco de días lluviosos y cielos azules donde la infancia hacía grandes concesiones y se abría por entre ecos de coches bombas y olor a  tierra mojada. Estudió Ciencias de la Comunicación y Publicidad como revancha o para sacarle partido, de alguna manera, a la creatividad enjaulada en tantos años en un colegio de filosofía medieval. Su compañera de camino es una hija de 15 años a la que ya tiene que mirar frente a frente y que le recuerda que la vida es hermosa, aun en esos días en que los nubarrones rosa achinan la visión. Escribir y leer son para ella dos intentos de ser feliz.