miércoles

3 Poemas de Frido Martín (Perú)



ALERTA DE TSUNAMI


Alerta de tsunami, caballeres,
mujeres caballeras y varones,
que amáis a caballeres tutto il giorno,
aquí en la posada, caballeres,
aquí en la posada de tus ojos
aquí en estos ojos que sonríen
igual a la posada de tu mano
que insufla mis caderas de azafrán
y mirra y canela y esperarte
aquí en la posada de mi escucha
en tanto traquetean los adornos
en esta vieja ménsula en el muro
nel muro dos lamentos donde gimes
do gimes esta alerta de tsunami,
alerta de tsunami, caballeres




POEMA CONTRA LAS CAJAS

Las cajas ciegas que caen en los mares
se estrellan contra las olas a solas.
Las cajas ciegas que caen en los mares
no caen en mares mas igual se estrellan,
se estrellan solas con sol o sin sol.
Las cajas ciegas que caen en los mares
quizá no son ni cajas ni misterios
que ocultan las estrellas, las astillas,
del cielo a solas y sin suelo a salvo,
a salvo de los cuerpos que de ánforas
cayendo van de las estrellas solas,
de estrellas que no son tales ni astillas
de ánforas que caen y revientan
en olas que azotan acantilados.
Y contra olas a solas si sales,
astillas solo bajo las estrellas,
las cajas ciegas que caen en los mares.



POEM PARA TE MASTICARE

Chanfle chisca el chifle en esta cháchara
entre chuscas chulpas moledoras:
moridoras tártaras sin sueldo,
moridoras tártaras sin sol.
Solo así someten choros changos
chanchos guachimanes curruscantes
entre tus muelotas quebradizas
al chancar el combo alimenticio,
misio y sin embargo cumplidoro,
cumple-y-dor de ti, cumple-y-dor de mí,
chino de la risa al masticare.
Caros pues resulten los anhelos,
caros a mi carga los anuelos:
chanque de tu mitra al masticare.



Frido Martín (Marco Antonio Martín Young Rabines
Nació en Lima en Augosto de 1963. Inició en 1981 estudios de Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). En aquella década (y en especial en el lustro de 1982 a 1987), colaboró con dos importantes colectivos peruanos: Kloaka y el Grupo Chaclacayo. Frido Martín finalmente concluyó estudios de Lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó en 1996. En el año 2003, publicó su primer poemario, ‘Naufragios’ y en los años sucesivos fue gradualmente aproximándose a la poesía fonética, el arte sonoro y la perfopoesía, que son sus principales líneas de trabajo últimamente. En setiembre del año 2016 ha participado en la bienal internacional de arte-performance, RIAP (Rencontre International d’art-performance) en Québec, Canadá.

Poema de Héctor Monsalve Viveros (Chile)


Yo no soy Héctor.

Dejé de serlo un día
en que me vi caminando hacia la luz,
en una calle perdida de Ciudad de Panamá.

Un árbol se incendiaba en esa esquina
y era bello el instante.
Sentí calor.

Quemaba la noche
y como único gesto ante el peligro
cerré los ojos, dije mi nombre.
Son las cinco de la mañana
y esa luz es un sueño repetido.

Pienso en partir,
en dejar de hacer algunas cosas,
en regresar.

Volver a lo mismo:
alguien regando en la casa de la esquina
y una foto sobre el velador.

Porque no se vuelve al centro,
se regresa apenas a un borde,
a una mueca.
Sin la inocencia del inicio.

Se regresa a un lugar vacío,
a un laberinto: yo y el otro sin nombre,
siempre en el cuarto de la infancia.

Volver a mí,
reconociéndome.

Como quien mira a su padre
cruzar la calle, desde lejos.

Aquí, en México D.F.,
mientras Héctor nada en la piscina
lo contemplo.

Solo,
como un niño que se abandona
a caminar a oscuras por la casa.

Quieto ante el miedo:
Presiento al que vendrá.

Con los ojos cerrados
(me miro en el espejo)
recorro los pasillos.

Presiento al que vendrá
y avanzo hacia él
para encontrarlo.

Un niño muerto juega en mi.

Su juego es preguntarme:
¿No tenemos padre?
¿Todos somos huérfanos?

No, le respondo.
- Sé que miento -
Yo soy tu padre bueno.

Yo soy mi padre.

Me veo nacer y me recibo.

Asustado,
me tomo en brazos conteniéndome.

Temo
por todo lo que haré
y que repaso
como un hombre a punto de morir.

Ahora sé quien soy
y no lo sé.

Todo está en dolor
y el aire, el agua, el árbol es dolor.

Todo está en verdad
y quieto y falso.

¿Por qué me asombro
de tanto perdurar?

Yo y sólo yo cerca del bosque.

Así,
en otra cosa,
sereno.

Miro el sol entre los árboles.

Yo
y sólo yo
de pie.

Termino de nacer.

Me repito y me escondo.
Como algo que comprende que es eterno,
me repito.

Mi abuelo se llamó Héctor.
Mi padre se llama Héctor.

¿Cuánto dura ese nombre?
¿Está en él la furia de la vida?
¿Cuántas miradas hacia el cielo en la mañana?

En la mañana,
las sombras se retiran
y se ve el verde del camino,
el amarillo de los cerros.

Entonces,
yo voy hacia el gran río que brilla.
Como una hoja que se desprende
y se olvida del árbol,
yo voy hacia ese río.

No escribo en el agua en movimiento.
Cabe mi canto en el gran canto.

Yo soy Héctor.


Aprendí a caminar sobre las aguas.
                                            del libro Yo, Héctor

Héctor Monsalve Viveros
Nació en 1970 en Chile. Su primer libro, Poemas Reclinables fue publicado en 1997. Fue becario del taller de la Fundación Pablo Neruda en el año 1993. En el año 2010 publicó Elena (Uqbar Editores) y este año Yo, Héctor. Sus poemas han aparecido en diferentes medios y antologías.

lunes

Dos poemas de Onyeka Nwelue (Nigeria)


La Balada de Ezeoke



Ustedes, ¿ustedes conocen la historia de mi pueblo?
¿Conocen la historia de mi abuela? ¿Y la de mi abuela?
¿Saben cómo nací yo?
¿Saben por qué dicen que me parezco a mi abuelo?
Mi abuelo tenía igwe nkwu
Él producía aceite, aceite de palma, no petróleo, que ha destruido al mundo.

¿Ustedes saben que Ezeoke Nsu es un gran pueblo?
¿Con grandes habitantes y almas que viven en os cielos?
¿Ustedes saben dónde descansan los arcoíris?
¿Saben dónde comen los soles? ¿Dónde se reúnen? ¿Dónde sonríen?
¿Saben ustedes dónde descansan las lluvias?

Descansan en Ezeoke Nsu, un pueblo de grandes hombres
Allí hay casas miserables, pero almas ricas,
Otros manejan autos marca Avalon en Abuja y viven en Sun City, en Abuja
Incluso cenan con el presidente
Y sin embargo, su hogar es una casa de barro cubierta de paja.

El Ezeoke Nsu que conozco es historia por sí mismo.
Tienen una iglesia. Fue construida hace cien años por los misioneros
Tienen un obispo
Sale cada noche, vistiendo shorts blancos
Y admirando las mujeres hermosas
Su esposa, *Mami Diócesis , está ocupada, asistiendo a la Conferencia de las Mujeres.

¿Ustedes conocen la historia de mi pueblo?
Es una historia de orgullos y prejuicio
Deformada con disolución y vestida con ambigüedad
Todo el mundo parece ser lo que no se supone que sean.

Tomamos vino de palma y comemos nkwobi en casa de Show Boy
Sus hijos son 6 agradables jóvenes que están felices con todo el mundo.
Show Boy es un hombre amable y bromea con todo el mundo
Años después, sucedió un milagro, él tiene una hija ahora
Y protege a su hija como si ella fuera un reloj de oro
Igual que algunas personas adoran los productos Gucci y visten de Giorgio Armani.

¿Acaso no conocen Ezeoke Nsu?
Entonces ustedes no existen
Los reyes viene de aquí
Y las reinas también.

Ellos tratan de estar en paz pero nunca han estado en paz
Ellos se odian tanto a sí mismos que ya sabemos por qué
We know that where you have few rich people
The average man has to trivialise every situation
Es en este pueblo donde Ogbuhorouzo mataba 1 vaca cada día
Y a gente comía y lo maldecía también
Y le ponían sobrenombres
Ezeoke Nsu es donde le dan un a un hombre un pedazo de carne para comer
¡Y él los mandará al inferno!





El Hombre Que No Usa Pantalones



Wanlov, ¿dónde están tus zapatos?
¿Acaso los usa el diablo?
Wanlov, ¿por qué no buscas unos pantalones y algo de vestir?
Las mujeres ya los están usando
Wanlov, ¿por qué eres así?
Es el tipo de cosa que haría Gawd

Cuando nos conocimos en Pigalle, Wanlov, encantaste a todo el mundo
Hacía frío en París
Sin embargo, no tenías zapatos
No miré abajo, pero es cierto
Que no tenías ropa interior

Wanlov, ¿por qué esto no te preocupa?
Cuando la gente está triste, tú tratas
De hacerlos reír mucho, con lágrimas en sus ojos
Wanlov, ¿por qué eres así?

A veces creo que necesitas ser crucificado
En algún lugar de Atenas, en las colinas de la Acrópolis
Tu pelo, como el de Jesús, se balanceará
Bajo tu pene y las mujeres gritarán

Wanlov, ¿no fuiste a la TV a enseñarles tu pene?
Wanlov, ¿por qué querías seducir a la esposa de tu presidente?
Ella vio esa cosa y rompió la pantalla de su TV
Wanlov, ¿por qué eres así?
Wanlov, ¿has visto a algún practicante de vudú que sea de China?
¿o de la India? ¿O de Japón? ¿O una contorsionista gitana de Rumania?
Tu encanto es diferente
Lo has usado con las mujeres con las que quieres pasar el tiempo
Y ver cuándo les enseñarás tu pene de nuevo

Wanlov, ¿por qué eres así?
Wanlov, ¿por qué eres así?
Hasta las estrellas han comenzado a reunirse para ti,
¡Oh Wanlov, el Kubulor, el Jesús de Accra!

* Es una forma coloquial de referirse a la asociación de las esposas de los obispos.



Onyeka Nwelue


Poeta, novelista y director de cine Onyeka Nwelue (Nigeria, 1988). Es considerado el escritor más significativo de la literatura africana contemporánea. El autor de las novelas The Abyssinian Boy y Orchard of Memories, el poemario I Will Die When I want. Además, en Perú, ha publicado el poemario Quemado (Hanan Harawi Editores, 2015).





jueves

Texto de Romina Freschi (Argentina)


Cuerda de Romina

tan casi sagrada es esta cosa
que llama poderosamente la atención
la casi absoluta ceguera de la gente
Susana Thénon, Ova Completa

"Me acuerdo de que me llevaron al hospital y ahí me agarró un oficial Reyes, que yo conocía del barrio, y me empezó a zamarrear, a decirme 'pendeja de mierda, qué has hecho'... Y yo muda, lo miraba. Después vino la neonatóloga y de vuelta a sacudirme, así con odio, que qué había hecho, que no me haga la mosquita muerta porque era un monstruo. Esas son las palabras que tengo grabadas." "Lo único que dije ahí mismo es que me habían violado, pero nadie quería escuchar eso, querían que declarara lo otro" "Después se agarran de eso para decir que soy una desalmada, o hablan de la ropa que uso. Igual que en el juicio por la violación, me preguntaban si usaba pollera corta. Y claro que usaba, como todas las chicas”
Declaraciones de Romina Tejerina


tejerina me tejieran una trampa en la que he entrado yo he visto cómo
he sufrido y ahora toda la culpa del villano en mí la llevo en mí,
sea por siempre yo la villana espejando el mal del mundo,
todo ese mal que me inyectara la cara de ese diablo en el débil
yo soy la devil nunca más, no merezca jamás el rayo de sol
de la sonrisa que me dé de bebé, no merezca yo ser río, ni conejito blanco
ni gloria alguna de laurel, solo epifanía de serpiente, pecado original,
animal cercado y violado que teja el edredón del universo social y ellos
los jueces duerman arropaditos tranquilos como conejitos con su lechita
dormidita siempre encontrándole el cauce que yo no merezca
nunca, ineducada salvaje siempre dolida con esa estaca clavada
en la espalda en la vagina el vagido, no conozca yo jamás de nuevo
el cielo, el suelo, el voto con que ahora veo han tejido mi trampa
yo la he tejido con mi alma yo la he tejido yo la he tejido tejido tejido
tejido no he reconocido al dios que me preñara no he reconocido
lo que de mí preñara, tejiera lo que yo, lo que yo te quiera

se abría un continente en el adobe y el chancho adobado, mal parido
sin pesebre alguno más que las cañerías y una bañadera, ni siquiera
una pecera ni quien le tejiera pececitos en un edredón o una enredadera
bajo el mar, mortaja que yo tejiera sin saber tejer y ahora reviva
y reviva para que continúe la vida para que lo que, lo que no haya sido
en vano, lo que, atragantado trago como un chancho muerto, fiambre del
hambre, lo que, la loca que quieren decir que estaba yo sola loca sin haber,
tejido o destejido ese edredón podrido que me han echado encima
como una red, pescada estoy, demasiado adobada como un chancho
maquillado de oveja de blancas lanas que juzga, juzga con su balido,
bala, bala lo que, lo que, mejor me hubiera balido una bala que lo
que el chancho me valió, espuma blanca y roja de la bañera, pececito
y patito blandos de las promesas, baja el jugo por un caño hacia el barro
y yo bien abierta

el dedal en el dedo y la que teja cosa unas alas para salir de esta prisión
el cuerpo que tengo desde que nací, virgen, yo también nací y sin alas, le di alas
a otra para morir, tejida en mis entrañas, tejido de mis entrañas
salió del cuerpo, de esta prisión en que nací, nació otro cuerpo
y cayó al mar, a sus olas, yo lo caí, loca ahí, caín, prisión sobre prisión,
pitón sobre pitón, mi mar sobre mi mar, mimoso solo el dedal parece
quedar sobre el tejido, el punto de acolchonamiento soy, la isla,
la que locó, localizó, ese lugar que pincha de la aguja,
por el que el ojo no pasa y el macho entra campante a un reino celestial

y recién ahora soy la presa, recién ahora me lo dicen, me rotulan
como si recién naciera en el adobe de los techos inundados del
barro con que se cuecen los niños para ser ahogados violados baleados
en las villas, ahora entiendo que siempre fui la villana y también
la presa hasta ser acorralada en la bañera, medio muerta yo también,
partida ahogada violada yo balé, triste ovejita me tejieran a la piel un traje de lobo,
traje de predador que yo abracé y creí y por un momento agarré a la presa,
esa presita, plumita embarrada, espejo en el abismo de un horror que no se cree,
que no se cree más este infierno, que no caigan al mar más cuerpos,
reste presa y represa si eso evita las balas

Y ni siquiera eso, nada vale, nada o apenas, unos minutos al día,
detrás de los libros, detrás de las rejas, los libres encadenan
la montaña de presos, viven con la montaña cubriéndoles las
espaldas, siempre y cuando no se enteren. Delante de todos yo
gesté. La vista es gorda.

Romina Freschi

Fragmento de la serie “Todas Cuerdas”, publicado en el volumen Invocaciones, 4 poetas en la voz del mito, Bs. As. Ruinas Circulares, 2012

viernes

7 poemas de Henry Alexander Gómez (Colombia)

Johnny Cash


Enterré el puente de mi guitarra en el aire, sacudí las polillas de mi sombra y cultivé el vapor de la música sobre el heno de los días, a un lado de la carretera, donde los mundos se fecundan.


 Jim Morrison


Desde lo alto de la duna dejo caer una escudilla que rasga un aire extraño que acecha mi presencia. Ancianos ángeles amasan mi saliva con arena. ¿Quién acompañará mis huellas para descifrar el verdadero rostro de la luz?

Romper el cristal. No hay noche más fría. El nombre del desierto me persigue. Las puertas se derrumban.

Con el hueso roto del coyote buscaré mis años perdidos junto a un demonio que trama el antiguo imperio del cielo.


  Janis Joplin


Inútil es viajar entre el olor de la ceniza, sepultar amapolas en las mandíbulas del ángel ciego.

Canción de la infancia: fumar el opio de la piel y beber la última gota de un blues de la botella más oscura de un bar de Louisiana. El pulmón amordazado mientras el gramófono suena a Bessie Smith o a Billie Holiday.

Una huella descalza la delata, la delata su sombra transparente.

Hurga una grieta en la penumbra. Descúbrete impedida para contar la multiplicidad de nubes que rodean tus dedos.

Es bello vigilar desnuda al sol cuando anochece: la orgía de su voz baja cóncava al interior de la tierra.

  

John Bonham


En el grito del árbol encontrarás la semilla. Mi escritura viaja al galope del viento entre los cascos del caballo. Esta tierra se adelgaza ante el trueno del agua en el pecho de un pájaro.

He dejado al granizo sin aliento.


Pappo Napolitano


Me reconozco en el polvo del adiós, en las piedras errantes: con un hilo de viento me hice un collar de caminos.

Dejo el diapasón de mi guitarra bañado por un rumor de flores vestidas por la lluvia. Dejo mi amada Harley Davidson con la que probé el peso de la fe y la pulsación de la muerte. Hay una canción de espejos y lumbres al final de la autopista.

Nada vale más que un viejo blues cortejando las voces aromáticas del sueño.


Ronnie Van Zant


Al amanecer, algún extraño viajero señala con el dedo un pájaro que guarda el nombre de todos los pájaros.

Su vuelo ha dibujado, en el corazón abierto del alba, cada hilo de acero con los que un niño ovilla el paraíso de mis alas.


Ian Curtis


Hoy tengo la mirada hecha de tierra para arrojar un puñado al vacío, el espíritu de papel para prenderle fuego y hacer con las cenizas música para sujetar mi destino. 

Vengo de abrir una hendidura donde la luz se reconcilia con la muerte, de atar mi cuerpo hueso por hueso a la llama de mi voz, como la danza de Caín en la sonrisa oscura del miedo.

Hoy tengo la boca en la mitad del pecho con una paloma agrietada en la garganta. 


El aire está roto en pedazos. 

De libro Diabulus in música (2014)

Henry Alexander Gómez (Bogotá, 1982)

Magíster en Creación Literaria de la Universidad Central y Profesional en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Es director del Festival de Literatura “Ojo en la tinta”. Ha recibido diferentes distinciones, entre ellas, el Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia, el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y el Premio Internacional de Poesía José Verón Gormaz de España por el libro Tratado del alba.

 

Ha publicado los libros Memorial del árbol (2013), premiado en el IV Concurso Nacional de Poesía Obra Inédita, Diabolus in música (2014) Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía y Teoría de la gravedad (2014), publicado en Quito, Ecuador. Sus poemas aparecen diferentes antologías y revistas de Colombia y el exterior. Hace parte del comité editorial de la Revista Latinoamericana de Poesía La Raíz Invertida (www.laraizinvertida.com).