viernes

4 poemas de Roberto Appratto (Uruguay, 1950)




Algo se perdió en alguna parte
alguna palabra o alguna coma
o como un hilo que mantenía todo
como un flujo constante, una animación de las cosas,
la música de alrededor cambiaba imagen por circunstancia
pero algo se perdió  sin que nos diéramos cuenta,
de a poco,
con el sonido de puntos al correrse y dejar abierto
el tejido, la fibra o la trama de la historia,
se perdió el interés y nadie miraba,
así que de golpe ya pasó: la voz fue un hilo,
un hilillo que contesta fuera de tiempo,
como alguien que no sabe qué es lo que preguntan
y repite lo mismo con la convicción de que está bien,
la entonación que presta realidad por el momento:
pero el tejido se rompió a puro desánimo,
a pura pérdida de las razones de los puntos
para estar en su sitio, la mala redacción
cambió una pieza por otra,
una palabra menos hasta que quedó un viento
como de antes, pero de antes de antes,
cuando no se sabía nada: la diferencia es lo invisible,
una falta al lenguaje es una falta al tiempo.
Nada explica el corrimiento de puntos
todo  a lo largo del tejido. No hay de nada
cuando se ve la pérdida absoluta, el agujero negro
donde había una conversación en futuro
y no esto.

***


Dónde voy a encontrar otra Violeta
el tiempo apenas habla del asunto
vista desde las costas del placer
pantalla oscura

La fatiga de estar en desacuerdo
la gente de repente se disuelve
el silencio mantiene el aire unido
todo en la noche

Respirar nunca fue más necesario
en realidad no hay nada que se note
de la lectura al parecer opaca
sin movimiento

Inclinación del cuerpo sobre el cuerpo
las emociones forman un dibujo
en una blanca historia nadie dice
lo que se espera

Dónde voy a encontrar a otra Violeta
pero Violeta no responde al nombre
no es la Violeta que nombraba Parra
para acordarse

Es la pregunta así sin ningún signo
como un toque hacia adentro que refleja
la situación de pérdida de golpe
le cambia el tono

De un lado para el otro y un zumbido
tiene su propia voz pero no habla
cada lugar del cuarto piensa apenas
en ese verso

Pasan revelaciones por las luces
contra la calma abstracta del paisaje
no son eventos los que se deslizan
sino Violetas
  
Lo que se está perdiendo es la palabra
el campo entero junto a las ciudades
por otro lado gestos al vacío
letra en suspenso

Ante las puertas de mí mismo escribo
dónde voy a encontrar sino acá adentro
hay un tiempo que falta en la medida
solo en la calma

Ánimo para el canto no ha faltado
cuando Violeta toca  en la memoria
la vibración se estira emocionada
justo en el borde

***


Estábamos sentados en un jardín, a altas horas de la noche.
Estábamos pensando en el futuro, pero hablábamos de otra cosa.
Los árboles no se veían.
Sí se escuchaba el ruido de las olas, los grillos, el viento
que agitaba las ramas a unos metros.
En el futuro había otras imágenes que seguíamos mirando.
Lo que decíamos quedaba suspendido en el aire y caía
entre los gritos de un asado, quién sabe dónde.
Esas imágenes eran reproducciones de un deseo
que ya conocíamos. Escenas entrecortadas, sin sonido,
que pasaban por el paisaje de tanto en tanto
como una respiración de la charla.
Tomábamos la calma de la noche como una ocasión,
un corte en el espacio para que se metieran las ideas
a su debido tiempo. Estar en el jardín era el éxtasis
que nos hacía más sabios, como si hubiéramos llegado al punto
del agotamiento del mundo, en silencio y sin mirarnos
salvo para confirmar la revisión de nuestras vidas
a la luz de la noche. Como si fuéramos poetas
que trabajan sobre la nada, y cada sonido fuera una palabra
para designar otra cosa hundida en el fondo de la historia,
que en última instancia era un espacio,
el que teníamos después de todo. Cuando nos callamos
algo seguía hablando: no del fresco de la noche
ni del canto de un pájaro, ni de cómo iba a estar al otro día,
sino de eso que empezaba o terminaba ahí sin que pudiéramos nombrarlo. 

***


la imagen de lo que no tiene imagen
brilla sola en el canto de la hoja
como un cuerpo que se prende y se apaga
en una película vieja de ciencia ficción.
la imagen escribe al margen sin ser vista
la historia  y el sonido que  imagina
de un pensamiento oscuro más que nada.
imposible más que nada de día.
la imagen se toma un tiempo para no perder la mano
entre lo que está y lo que no está, como un aire de danza
que  apenas toca el suelo marca el rostro del vampiro.
al menos el nombre aparece dibujado.



Roberto Appratto (Montevideo, 1950)

Poeta, narrador y profesor de Literatura. Ha publicado diez libros de poesía: Velocidad controlada, Bien mirada, Lugar perfecto, Levemente ondulado, entre otros. Su obra ha sido traducida al inglés y al portugués, así como recogida en antologías.