Algo
se perdió en alguna parte
alguna
palabra o alguna coma
o
como un hilo que mantenía todo
como
un flujo constante, una animación de las cosas,
la
música de alrededor cambiaba imagen por circunstancia
pero
algo se perdió sin que nos diéramos
cuenta,
de
a poco,
con
el sonido de puntos al correrse y dejar
abierto
el
tejido, la fibra o la trama de la historia,
se
perdió el interés y nadie miraba,
así
que de golpe ya pasó: la voz fue un hilo,
un
hilillo que contesta fuera de tiempo,
como
alguien que no sabe qué es lo que preguntan
y
repite lo mismo con la convicción de que está bien,
la
entonación que presta realidad por el momento:
pero
el tejido se rompió a puro desánimo,
a
pura pérdida de las razones de los puntos
para
estar en su sitio, la mala redacción
cambió
una pieza por otra,
una
palabra menos hasta que quedó un viento
como
de antes, pero de antes de antes,
cuando
no se sabía nada: la diferencia es lo invisible,
una
falta al lenguaje es una falta al tiempo.
Nada
explica el corrimiento de puntos
todo a lo largo del tejido. No hay de nada
cuando
se ve la pérdida absoluta, el agujero negro
donde
había una conversación en futuro
y
no esto.
***
Dónde
voy a encontrar otra Violeta
el
tiempo apenas habla del asunto
vista
desde las costas del placer
pantalla
oscura
La
fatiga de estar en desacuerdo
la
gente de repente se disuelve
el
silencio mantiene el aire unido
todo
en la noche
Respirar
nunca fue más necesario
en
realidad no hay nada que se note
de
la lectura al parecer opaca
sin
movimiento
Inclinación
del cuerpo sobre el cuerpo
las
emociones forman un dibujo
en
una blanca historia nadie dice
lo
que se espera
Dónde
voy a encontrar a otra Violeta
pero
Violeta no responde al nombre
no
es la Violeta que nombraba Parra
para
acordarse
Es
la pregunta así sin ningún signo
como
un toque hacia adentro que refleja
la
situación de pérdida de golpe
le
cambia el tono
De
un lado para el otro y un zumbido
tiene
su propia voz pero no habla
cada
lugar del cuarto piensa apenas
en
ese verso
Pasan
revelaciones por las luces
contra
la calma abstracta del paisaje
no
son eventos los que se deslizan
sino
Violetas
Lo
que se está perdiendo es la palabra
el
campo entero junto a las ciudades
por
otro lado gestos al vacío
letra
en suspenso
Ante
las puertas de mí mismo escribo
dónde
voy a encontrar sino acá adentro
hay
un tiempo que falta en la medida
solo
en la calma
Ánimo
para el canto no ha faltado
cuando
Violeta toca en la memoria
la
vibración se estira emocionada
justo
en el borde
***
Estábamos
sentados en un jardín, a altas horas de la noche.
Estábamos
pensando en el futuro, pero hablábamos de otra cosa.
Los
árboles no se veían.
Sí
se escuchaba el ruido de las olas, los grillos, el viento
que
agitaba las ramas a unos metros.
En
el futuro había otras imágenes que seguíamos mirando.
Lo
que decíamos quedaba suspendido en el aire y caía
entre
los gritos de un asado, quién sabe dónde.
Esas
imágenes eran reproducciones de un deseo
que
ya conocíamos. Escenas entrecortadas, sin sonido,
que
pasaban por el paisaje de tanto en tanto
como
una respiración de la charla.
Tomábamos
la calma de la noche como una ocasión,
un
corte en el espacio para que se metieran las ideas
a
su debido tiempo. Estar en el jardín era el éxtasis
que
nos hacía más sabios, como si hubiéramos llegado al punto
del
agotamiento del mundo, en silencio y sin mirarnos
salvo
para confirmar la revisión de nuestras vidas
a
la luz de la noche. Como si fuéramos poetas
que
trabajan sobre la nada, y cada sonido
fuera una palabra
para
designar otra cosa hundida en el fondo de la historia,
que
en última instancia era un espacio,
el
que teníamos después de todo. Cuando nos callamos
algo
seguía hablando: no del fresco de la noche
ni
del canto de un pájaro, ni de cómo iba a estar al otro día,
sino
de eso que empezaba o terminaba ahí sin que pudiéramos nombrarlo.
***
la
imagen de lo que no tiene imagen
brilla
sola en el canto de la hoja
como
un cuerpo que se prende y se apaga
en
una película vieja de ciencia ficción.
la
imagen escribe al margen sin ser vista
la
historia y el sonido que imagina
de
un pensamiento oscuro más que nada.
imposible
más que nada de día.
la
imagen se toma un tiempo para no perder la mano
entre
lo que está y lo que no está, como un aire de danza
que apenas toca el suelo marca el rostro del
vampiro.
al menos el nombre aparece dibujado.
Roberto Appratto (Montevideo, 1950)
Roberto Appratto (Montevideo, 1950)
Poeta, narrador y
profesor de Literatura. Ha publicado diez libros de poesía: Velocidad
controlada, Bien mirada, Lugar perfecto, Levemente ondulado, entre otros. Su
obra ha sido traducida al inglés y al portugués, así como recogida en
antologías.