Johnny Cash
Enterré el puente de mi guitarra en el aire,
sacudí las polillas de mi sombra y cultivé el vapor de la música sobre el heno
de los días, a un lado de la carretera, donde los mundos se fecundan.
Jim Morrison
Desde lo alto de la duna dejo caer una escudilla que rasga un aire
extraño que acecha mi presencia. Ancianos ángeles amasan mi saliva con arena.
¿Quién acompañará mis huellas para descifrar el verdadero rostro de la luz?
Romper el cristal. No hay noche más fría. El nombre del desierto me
persigue. Las puertas se derrumban.
Con el hueso roto del coyote buscaré mis años perdidos junto a un
demonio que trama el antiguo imperio del cielo.
Janis Joplin
Inútil es viajar entre el olor de la ceniza, sepultar amapolas en las
mandíbulas del ángel ciego.
Canción de la infancia: fumar el opio de la piel y beber la última gota
de un blues de la botella más oscura de un bar de Louisiana. El pulmón
amordazado mientras el gramófono suena a Bessie Smith o a Billie Holiday.
Una huella descalza la delata, la delata su sombra transparente.
Hurga una grieta en la penumbra. Descúbrete impedida para contar la
multiplicidad de nubes que rodean tus dedos.
Es bello vigilar desnuda al sol cuando anochece: la orgía de su voz baja
cóncava al interior de la tierra.
John Bonham
En el grito del árbol encontrarás la semilla. Mi escritura viaja al
galope del viento entre los cascos del caballo. Esta tierra se adelgaza ante el
trueno del agua en el pecho de un pájaro.
He dejado al granizo sin aliento.
Pappo Napolitano
Me reconozco en el polvo del adiós, en las piedras errantes: con un hilo
de viento me hice un collar de caminos.
Dejo el diapasón de mi guitarra bañado por un rumor de flores vestidas
por la lluvia. Dejo mi amada Harley
Davidson con la que probé el peso de la fe y la pulsación de la muerte. Hay
una canción de espejos y lumbres al final de la autopista.
Nada vale más que un viejo blues cortejando las voces aromáticas del
sueño.
Ronnie Van Zant
Al amanecer, algún extraño viajero señala con el dedo un pájaro que
guarda el nombre de todos los pájaros.
Su vuelo ha dibujado, en el corazón abierto del alba, cada hilo de acero
con los que un niño ovilla el paraíso de mis alas.
Ian Curtis
Hoy tengo la mirada hecha de tierra para arrojar un puñado al vacío, el
espíritu de papel para prenderle fuego y hacer con las cenizas música para
sujetar mi destino.
Vengo de abrir una hendidura donde la luz se reconcilia con la muerte,
de atar mi cuerpo hueso por hueso a la llama de mi voz, como la danza de Caín
en la sonrisa oscura del miedo.
Hoy tengo la boca en la mitad del pecho con una paloma agrietada en la
garganta.
El aire está roto en pedazos.
De
libro Diabulus in música (2014)