viernes

Henri Michaux en el recuerdofuturo

Conocí la poesía de Henrí Michaux a comienzos del siglo, estuvo por esta parte del mundo y su recuerdo en Ecuador y en Argentina, dura mucho más allá de sus poemas. En el 2004 escuché un disco de la argentina Liliana Vitale, La Vida en los Pliegues,  donde musicaliza algunos poemas del belga. Aquí les dejo un link donde pueden encontrar una de las intervenciones musicales de Vitale, al poema Cerca del cementerio. 4 minutos con 53 segundos, demasiados fabulosos. 

Ese encuentro me tatuó. La fuerza de la poesía sobrevivía a su primer soporte (la hoja) y ahora, en pentagrama, me conmovía. En ese disco hay una canción "Ha venido con la lluvia...", donde Michaux, maravillado, reconoce a un pájaro que veía en europa, y ahora a migrado (como él), al fin del mundo. Ese encuentro mágico, magistralmente poetizado, me mantuvo como un mantra durante temporadas enteras de migración.

Imagino que la poesía es inimaginable, verdadera. Encontre una antología del poeta belga. Aquí una muestra.




Escribe


Escribe...
El papel deja de ser papel, poco a poco se vuelve una larga, larga mesa a la que llegará, dirigida, lo sabe, lo siente, lo presiente, la víctima aún desconocida, la víctima lejana que le está reservada.

Escribe...

Su oído agudo, agudo, su único oído escucha una onda que llega, aguda, aguda, y una onda sucesiva que va a llegar de una lejanía de tiempo y de espacio para dirigir, conducir a la víctima que deberá dejarse manejar.
Su mano se prepara.
¿Y él? Mira actuar.
Cuchillo desde lo alto de la frente hasta el fondo de sí mismo, vigila, listo para intervenir, listo para cortar, para decapitar lo que no es, no será suyo, cercenar en el vagón que el Universo desbordante empuja hacia lo que no será “SU” víctima...

Escribe...

       
*** 

    Cada noche, como condena, un pequeño arado cava en mi médula un pequeño surco, pequeño, pequeño, pero que nunca será llenado, nunca más. El socavado-viviente aún espera. Por momentos, la vida le parece hermosa. No obstante, al llegar un nuevo atardecer, una gran aglomeración de islas que acumulaba secretamente en mi espalda estalla en un violento temblor. Hay un minuto de vacilación, un minuto de profunda caída en desgracia, y la noche termina en un abismo de olvido.
Es entonces cuando se traza, un poco más profundamente, el pequeño surco cada vez un poco más profundo.






***




ESTE ES EL SITIO del taciturno y del enrollado y de la reanudación infinita.

Una mujer retira una camisa, que deja ver otra camisa, que ella retira, que deja ver otra camisa que ella retira, que deja ver otra camisa que ella retira, que deja ver otra camisa, y el descanso de la desnudez no llega nunca.








SOY GONG





En el canto de mi cólera hay un huevo,
Y en ese huevo está mi madre, mi padre y mis hijos,
Y en todo eso hay alegría y tristeza mezcladas, y vida.
Intensas tormentas que me han socorrido,
Hermoso sol que me contrariaste,
Hay odio en mí, fuerte y de antigua data,
Y ya decidiremos después sobre la belleza.
En efecto, no me volví duro sino por láminas;
Si supieran cuán blando he quedado en el fondo.
Soy gong y guata y canto nevado,
Lo digo y estoy seguro.