Hace unos días - y gracias a la pseudopiratería de
internet- colgué el disco que más me gusta de The Beatles, el White Álbum. Disco
del que casi no pude hablar, porque la música (aunque las usa) me libera de las
“palabras”. Hoy sucede lo mismo con esta joya, “La Hija de la Lágrima”, no es solo es un disco sino un
concepto (constant-concept, según Charly). Es un testimonio implacable de uno
de los músicos más importantes de la historia. Es la acumulación de horizontes
vertidos en cuerdas de guitarras e imperios fundiéndose en la voz.
La música de Charly es una flecha que nunca tocará el
suelo, la música de Charly es el conjuro antiquísimo para abrir las puertas y
saltar de una vez por todas al hermoso vacio.