jueves

Texto de Romina Freschi (Argentina)


Cuerda de Romina

tan casi sagrada es esta cosa
que llama poderosamente la atención
la casi absoluta ceguera de la gente
Susana Thénon, Ova Completa

"Me acuerdo de que me llevaron al hospital y ahí me agarró un oficial Reyes, que yo conocía del barrio, y me empezó a zamarrear, a decirme 'pendeja de mierda, qué has hecho'... Y yo muda, lo miraba. Después vino la neonatóloga y de vuelta a sacudirme, así con odio, que qué había hecho, que no me haga la mosquita muerta porque era un monstruo. Esas son las palabras que tengo grabadas." "Lo único que dije ahí mismo es que me habían violado, pero nadie quería escuchar eso, querían que declarara lo otro" "Después se agarran de eso para decir que soy una desalmada, o hablan de la ropa que uso. Igual que en el juicio por la violación, me preguntaban si usaba pollera corta. Y claro que usaba, como todas las chicas”
Declaraciones de Romina Tejerina


tejerina me tejieran una trampa en la que he entrado yo he visto cómo
he sufrido y ahora toda la culpa del villano en mí la llevo en mí,
sea por siempre yo la villana espejando el mal del mundo,
todo ese mal que me inyectara la cara de ese diablo en el débil
yo soy la devil nunca más, no merezca jamás el rayo de sol
de la sonrisa que me dé de bebé, no merezca yo ser río, ni conejito blanco
ni gloria alguna de laurel, solo epifanía de serpiente, pecado original,
animal cercado y violado que teja el edredón del universo social y ellos
los jueces duerman arropaditos tranquilos como conejitos con su lechita
dormidita siempre encontrándole el cauce que yo no merezca
nunca, ineducada salvaje siempre dolida con esa estaca clavada
en la espalda en la vagina el vagido, no conozca yo jamás de nuevo
el cielo, el suelo, el voto con que ahora veo han tejido mi trampa
yo la he tejido con mi alma yo la he tejido yo la he tejido tejido tejido
tejido no he reconocido al dios que me preñara no he reconocido
lo que de mí preñara, tejiera lo que yo, lo que yo te quiera

se abría un continente en el adobe y el chancho adobado, mal parido
sin pesebre alguno más que las cañerías y una bañadera, ni siquiera
una pecera ni quien le tejiera pececitos en un edredón o una enredadera
bajo el mar, mortaja que yo tejiera sin saber tejer y ahora reviva
y reviva para que continúe la vida para que lo que, lo que no haya sido
en vano, lo que, atragantado trago como un chancho muerto, fiambre del
hambre, lo que, la loca que quieren decir que estaba yo sola loca sin haber,
tejido o destejido ese edredón podrido que me han echado encima
como una red, pescada estoy, demasiado adobada como un chancho
maquillado de oveja de blancas lanas que juzga, juzga con su balido,
bala, bala lo que, lo que, mejor me hubiera balido una bala que lo
que el chancho me valió, espuma blanca y roja de la bañera, pececito
y patito blandos de las promesas, baja el jugo por un caño hacia el barro
y yo bien abierta

el dedal en el dedo y la que teja cosa unas alas para salir de esta prisión
el cuerpo que tengo desde que nací, virgen, yo también nací y sin alas, le di alas
a otra para morir, tejida en mis entrañas, tejido de mis entrañas
salió del cuerpo, de esta prisión en que nací, nació otro cuerpo
y cayó al mar, a sus olas, yo lo caí, loca ahí, caín, prisión sobre prisión,
pitón sobre pitón, mi mar sobre mi mar, mimoso solo el dedal parece
quedar sobre el tejido, el punto de acolchonamiento soy, la isla,
la que locó, localizó, ese lugar que pincha de la aguja,
por el que el ojo no pasa y el macho entra campante a un reino celestial

y recién ahora soy la presa, recién ahora me lo dicen, me rotulan
como si recién naciera en el adobe de los techos inundados del
barro con que se cuecen los niños para ser ahogados violados baleados
en las villas, ahora entiendo que siempre fui la villana y también
la presa hasta ser acorralada en la bañera, medio muerta yo también,
partida ahogada violada yo balé, triste ovejita me tejieran a la piel un traje de lobo,
traje de predador que yo abracé y creí y por un momento agarré a la presa,
esa presita, plumita embarrada, espejo en el abismo de un horror que no se cree,
que no se cree más este infierno, que no caigan al mar más cuerpos,
reste presa y represa si eso evita las balas

Y ni siquiera eso, nada vale, nada o apenas, unos minutos al día,
detrás de los libros, detrás de las rejas, los libres encadenan
la montaña de presos, viven con la montaña cubriéndoles las
espaldas, siempre y cuando no se enteren. Delante de todos yo
gesté. La vista es gorda.

Romina Freschi

Fragmento de la serie “Todas Cuerdas”, publicado en el volumen Invocaciones, 4 poetas en la voz del mito, Bs. As. Ruinas Circulares, 2012