domingo

Los botones de la Loba, por Julia Wong

Los botones de la Loba 


No le he preguntado a Fiorella el porqué de su nick o seudónimo: Fio Loba. Antes de hacerlo preferí especular con varias ideas. Sería demasiado fácil preguntarle a una poeta porque escoge un nombre determinado. El misterio podría develarse mejor escrutando parte de su escritura. Por este pedazo de la luna que Fiorella Terrazas quiere compartir con nosotros en La Posada, una luna que se ha convertido un poco en botones y un poco en tubérculo, un poco yuca. Y sobre todo se ha hecho plaqueta. Poema. Por eso me arriesgo y me atrevo a adivinar de dónde viene lo de Loba. Hace unos meses el novio de Fio, Jon, me preguntó si podía “darle una leidita a los poemas de su novia” (encontré supremamente tierno que fueran tan ceremoniosos y me pidieran todo muy formalitos, especificando lo del noviazgo, cosa que ya no se usa, porque casi siempre escucho las nuevas denominaciones, mi flaca o mi flaco….) Primero Jon me preguntó, si le podría decir lo que pensaba. Me enterneció Yuca. Me parecía que sabía a Yuca, que era un poema con sabor, masticable. Luego cuando Fiorella me contó porque lo había escrito fue como degustarlo en su verdadera dimensión del intertexto.

Creo que hay algo peculiar en la impronta de peruanidad en los poemas de Fio. Algo que los jóvenes de su generación no saben nombrar y ella sí. Una mezcla de profundidad y juego. Escoge las palabras con destreza, sabiendo que ha leído otras construcciones y que empieza a desarrollarse en su propia noche. Como si un ser complejo se pusiera a hacer algo doméstico, como coser botones en una camisa. Tiene algo de cotidiano y hogareño, de popular como la lluvia, de común y misterio. Los versos son como botones de colores en una caja inmensa, como si Fiorella hubiera escogido uno a uno los que usará para coserlos. Para abotonar como poemas los vértices de esta plaqueta. En el diagrama de la luna, encuentro un viaje hacia la esencia misma del nombre de Fio Loba, la noche y sus derivados, el amor y su opuesto. Lo que es y lo que se esconde. Ese juego de ambivalencias gráficas es portentoso y cautivante. Lo que lamento es que sean tan pocos y que si bien esta muestra, que vale como un botón para saber la dimensión de todo el talento, no hubiera sido nada pernicioso si Fio se hubiera arriesgado por más poemas, más versos que escritos e impresos se van haciendo casi objetos perceptibles entre el aire frio y la palabra. En estos poemas de Fio, hay varios momentos y varias texturas. Los poemas no están articulados en un todo congruente temático. Quizás el único rastro que pretenden dejar es como un poco efervescencia…..Quizás ese es el hilo conductor, algo cáustico se deja entrever en las líneas, algo copiado y conectado por el infinito. El mismo amor, la misma lluvia es el título de una película de Campanela que cuenta los picos y los valles de una relación, la inspiración provocada por el amor, es el título constante en el corazón de una loba, que mira perpleja la vida y los movimientos de la noche…quizás es el mismo ángel o el mismo Barranco que nos trae hasta aquí en esta secreta búsqueda de colores que nombren la existencia, los desastres naturales, los cabellos o algún verso que pueda volverse talismán o brebaje suculento para la magia.
                                                                                      


Fiorella Terrazas y Julia Wong