DISPOSICIONES GENERALES
Allí
donde se proponen obras sólo pretendo dejar lo que siempre me dan los bosques cuando
se cortan las venas ante los espejos, toda esa savia verde –que parecía ser mortal- en realidad era lo que nunca te
atrevías a ver, a manifestarlo, a tatuarlo en la retina, a ser prófugos –me dijiste- y otra vez volví a tomar la soledad de los
mismos trenes, las mismas vueltas de tuerca, donde no hallaba ninguna cápsula o
medio de escape. Este verso me araña, me corta los nervios de la conciencia,
evade y pincha los corrientazos eléctricos del cerebro, me aísla de mí mismo,
hace que me desconozca, me taladra los dedos y hasta que no escriba, la cólera
de eyaculación creativa no cesa. Falo mi pensar y otra vez falo la palabra, he
hallado muchas vulvas a mi alrededor, en los elementos de la naturaleza. Este señor
que se llamó J.A. y que tal vez no conocí y que tal vez no sé cómo lo llamen en
el futuro, se advino desde su too far
país a unas tierras nunca pensadas antes, pero que me han dejado conocer la
existencia de personas tan enjundiosas como tréboles e imaginar que siempre es
posible que el arcoíris termine en el lugar de tu cabaña. Hay hermosas imágenes que pretendo solo guardarme
para mi, hypocrite lecteur.
Es
como atravesar bosques con árboles de hojalata y tender las greñas o los
cuervos posándose sobre tu abrigo teniendo las tres cualidades de los personajes
del mago de Oz y tener algo de imaginería cuando te miran sin cesar por tu gran
maleta creyéndote terrorista y sólo vas a buscar u oír poemas en otros sitios
aislados o murmurados como los vuelos de las gaviotas (que se ríen como viejas
señoras tertuliando al farol del atardecer) cuando nos dejamos aprender por el
aire y sus bastiones, donde tal vez quiera hacer una llamada, estas cabinas
telefónicas rojas como una rosa de espinas escarlatas, me encuentro en medio de
la rosa, depositando sangre y lágrimas mentales para sentirme vivo y otra vez
empezar a acumular las piedras desde estos soles morados que se ponen cada vez
que alguien abre las islas que ha
acariciado el pene del otoño-.
No
dejes definir esos solsticios o esos gestos que guardan las estatuas tan
ansiosas de moverse o de rascarse las ingles mientras los miramos y sujetamos
los lentes de las cámaras.
Así
estamos. Acá he aprendido a bosquejar otros trazos, a escuchar otras voces, se
me metieron árboles y corrientes gaélicas de agua en el oído. Oía hablar a
otros seres en un idioma poco fluctuado para mí y creí conocerlos desde
siempre, en sus cotidianidades, al ofrecerte en la mesa variedades de platos
con remolachas, en la forma en que las madres cuidan a sus crías en los coches,
al cruzar las aceras teniendo en cuenta el tramo DERECHO, ya que hay carreteras
a la inversa, o bien en el subway donde te miran un tanto sin cesar, en
elucubrar de dónde se ha llegado éste y siempre se encuentra a una Ariadna que
con su hilo de risa conduciéndote a otro laberinto más acústico, más sosegado o
más violento o más personal
-quizás esta es la entrada al país de los locoslo
dijiste
lo mencionaste no lo recuerdas
ven
a habitar una montaña en
Escocia
a olfatear las huellas en
Las Minas -donde no habrá regreso
ven invádete
entra en la zarza de Dios
y ríete en la cara de tus enemigos
a través de sus cartas y
escritos colmados de electrochoques y ansiolíticos, me hacen cavilar en esas
oscuras escenas donde tal vez mi abuela fue puesta a recordarme
de Carta Natal al país de los Locos (Poeta en Escocia)
Javier Alvarado (Panamá, 1982)
Ha
sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo
Batista Cedeño en los años 2000, 2004, 2007 y 2014. Premio de Poesía Pablo
Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la
Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Mención de Honor del Premio
Literario Casa de las Américas de Cuba 2010 con su obra Carta Natal al país de los Locos (Poeta en Escocia). Primer
Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos Parlantes para estaciones de ceguera.
Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 en poesía con el
libro Balada sin ovejas para un pastor
de huesos. Premio Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua por
su libro El mar que me habita. Premio
Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012 por su libro Viaje Solar de un tren hacia la noche de
Matachín.