jueves

Sobre "Otro caballo herido", de Javier T. Ramos, por Pablo Salazar-Calderón

OTRO CABALLO HERIDO, DE JAVIER RAMOS

(Texto de Pablo Salazar-Calderón)




Otro caballo herido
de Javier Ramos se presenta como un libro iniciático, la oscuridad de su palabra, no exenta de musicalidad, revela apenas el perfil y la mirada de su poesía y las bases de una propuesta ambiciosa, que interpela al lector con grandes preguntas sobre la vida y la muerte, la desintegración de la sociedad o la necesidad de recurrir a nuevas formas poéticas para hablar de la realidad. Esto genera una curiosidad que se traduce en poemas en constante movimiento al interior de ellos, representados desde el título, bajo la forma del caballo.

Esto me recuerda al conocido mito del carro alado de Platón en el cual dos caballos y un cochero representan las partes del alma: uno es un caballo arisco que representa las pasiones y el otro un caballo dócil que representa el deseo del bien, el cochero representa la parte racional del alma. La virtud de estos tres elementos es que mantengan el equilibrio en su camino hacia el mundo de las ideas o el conocimiento.

El prestigio del caballo nos ha ofrecido grandes nombres para nuestro imaginario como fueron Bucéfalos, Babieca, Janto, Balio, su esplendor alcanzó incluso a los dioses en la figura de Pegaso, caballo de Zeus, capaz de cabalgar por los aires y llegar a ser inspiración para aquellos que mirando al cielo encontraron su figura en una de las constelaciones que luego registrara Ptolomeo.

El sujeto poético de estos poemas también mira hacia las estrellas, sigue a su caballo por otros sectores de la galaxia, pero percibe que algo lo retiene en su camino hacia el espacio. En principio, algo ocurre en la atmósfera de Lima que no permite que pueda alzar vuelo, más que eso, no le permite ver con claridad el objetivo.

Al final del primer poema dice:

(Abro cita) “Tal vez nada atraviesa la gravedad que pesa tanto/ yo solo entiendo que el viento errante/ nos trae siempre las mismas hojas decoloradas de otoño/ abonando una y otra vez/ nuestros párpados arácnidos de sangre ” (cierro cita)

En general, estos poemas encierran una tensión, entre el sentido de pertenecer al contexto de una  realidad que lo atrae hacia la tierra, por efecto de su gravedad, y el deseo de trascenderla aunque esto solo se dé por momentos a través de raptos iluminados, producto de la creación humana y la imaginación. Retomando el mito del carro alado, en los poemas de Javier podemos ver reflejada esta tensión continua entre los caballos del alma en camino hacia ese mundo elevado.
Esta poesía Identifica como dice en uno de sus versos, que antiguas telarañas no le permiten abrir los ojos, ese impedimento en su deseo de trascender, sin embargo, lo une a los otros en la sangre. Este conflicto torna errante al sujeto poético, la realidad lo retiene acá (en una Lima por decirlo de alguna manera, terminal), pero su palabra lo conduce a diferentes lugares y realidades, pudiendo establecer contacto con un interlocutor cercano u otro qué podría estar en Marte, pero como dije anteriormente, llevando la carga de una realidad que lo detiene en esta dimensión, dice en el poema Incendio:

(Abro cita): “Y sé que el viento se congela un espejo más allá”(fin de cita).

por otro lado en otro poema dirá:

(Abro cita): La palabra no oculta al sol/ no camina de día/ pero araña las ventanas (fin de cita).

Si bien no puede salir de esta realidad, por esta gravedad que pesa tanto, por sus párpados arácnidos de sangre, sin embargo, a través de la palabra, busca salir de ella, por ello araña las ventanas, para escapar del lugar en el cual se encuentra atrapado.

La vida se presenta como la  fugaz noche de un verdugo, la muerte, que acabará con todo, frente a ello propone al sueño, capaz de alargar un poco más la vida, dirá en unos versos suyos:

(Abro cita): “esta noche es un asesino olfateando esta pared llena fotos/ Y siempre divaga/ toma café para seguir soñando/ esconde los controles remotos al insomnio/ apesta a noche de labios roídos/ a van Gogh arrodillado en el patio del manicomio…

acabando con la siguiente afirmación. (Abro cita): “mañana solo será una cabeza oxidada de estrellas en una solitaria banca sucia.”



La realidad aparece como una larga noche tétrica, la cual no podemos eludir por mucho tiempo pero ofrece  a través de la poesía breves placebos, maravillosos que la transforman en un espacio no solo más habitable, sino deseable. Dice en uno de sus poemas:

(Abro cita): “un corazón latiendo en un cadáver/ mi corazón danzando en un cadáver/ Luego , los álamos de tu cabello pierden luz a medida que la sombra de Ereshkigal lo posee todo” (fin de cita)

La vida se puede tomar como una cuenta regresiva hacia la muerte, cada segundo pasado es uno menos, como un latido en un cadáver, pero su corazón danza sobre ese cadáver, danza sobre ese destino, como si fuera el último baile, mientras la luz de la existencia se extingue hacia el sueño, el otro mundo, en este caso el de Ereshkigal, diosa del inframundo. Para encontrarse con esa diosa tiene que haber pasado por todo lo que pasó, en los últimos versos del libro lo dice claramente:

(Abro cita): “entendí que su espectro el día que mi padre leyó una fábula sobre el color de los ojos que necesitan de oscuridad para crecer/ Y destellaron los míos por primera vez/ alguna de esas noches/ cuando aprendí a leer los nudos rojos en las líneas mudas de las manos.

El mundo posible, habitable, deseable, amable, necesita ser creado porque este no existe. Se percibe la necesidad de encontrar afuera lo que acá es un páramo, hay tal necesidad de encontrar algo que no esté contaminado, que el sujeto poético emprende un viaje a otros planetas o al mundo subatómico. De alguna manera se presenta como un Ícaro ganado por su deseo de llegar al sol aunque esto le cueste que sus alas se quemen, pero esto no sucede exactamente aquí, ya que a diferencia de Ícaro, es consciente de su lugar en la tierra, no se gana del todo por su pasión, no es como un caballo desbocado que avanza al galope sin sentido, sabe que la noche acaba y que el conocimiento se engendra en saber que también llegará el día, pero por supuesto, pasando primero por la oscuridad.

domingo

5 poemas de Andrea Cabel (Perú)


[En breve cárcel]

Muera lo que deba morir; lo que me callo.
Antonio Gamoneda

Invades el camino,
De punta a punta,

Como una rueda
Y tu nombre mastica una espera
Sentada
Sobre el lomo de un erizo,
Con la mirada en la puerta,
Con tus carencias latiéndote en los ojos
Con tu esperanza en un nombre de estómago amplio

Y mi necesidad de salir del borde del suelo
Para olvidar tu abandono para acariciar por dentro
Esta voluntad donde pende una línea
Como una boca que se abre frente a la voz de un animal que llora.

Te encuentro entre grandes voces semejantes a la mía
Estirando los muros con latas rellenas de piedras
Cubiertas de frutas secas
dulces como el rostro de una anciana
dulces como la mordida de una tormenta
el camino bordeado de plantas de sed, de rostros muertos,
Mírame, llena de puertas cerradas
cubierta de una infancia mal curada

mírame frágil

sabiendo de mi tiempo como una habitación rota
como un colchón sumiso al tiempo
a un cuerpo solitario
nadando entre rabia
y pudor
nadando
austero
inválido.


f

tras ese vacío infinito que colgaba por la ventana, / encontré tus ojos. los encontré verdes y sin fondo. / estaban ahí, / con el vértigo imposible. con las ganas maltrechas. / yo los miré, / adorando la ventana. queriendo irme con ella. yo me acuerdo mucho de ti, / aunque ahora seamos tan distintas. recuerdo las noches, / tú llamabas y yo salía corriendo, / con el corazón en las manos, / no vayas susana. siempre es igual. yo me quedo contigo. / tú te colgabas de mi brazo y no decías nada. me recordabas a la ventana, / al verde cansado que se arrulla solo. / luego, te embarcaba y te rezaba hasta el día siguiente. los días pasaron y tuve que irme. / las charlas en las bancas frías de la noche se tardaron demasiado en salir de aquí. / cada columna de humo se convirtió en una razón más para dejarte libre. sola.


[el beleño] / o la “z”

“la frase vana vuelve y se concierta”.
j. l. l. “comienzo el humo”.

si concentramos nuestra sangre en un mismo punto, te aseguro salvador, lograremos atraparlo. escaparemos de todas ellas, que como púas danzan en el rojo que nos nutre. podremos seducir al recuerdo y recordarlo como al violín amarillo de la mariposa del abuelo, olvidaremos al delfín que se tragó la playa. podremos cogernos de las alas y despegar hacia la tierra de tu madre. llegaremos a olvidar las ventanas y los morados sin camisas de fuerza que tatúen tu pena en los ojos ajenos. no más pianos incrustados en las gargantas de las niñas; salvador, ningún espasmo con nombre propio, ni corazones partidos en isla de escombros. micaela ha muerto como una cantiga al amigo, ha muerto sin cana ni pena, elegante y blanca rodeada de sedosos mantos más blancos todavía. aún queda la tierra que dejó y el cielo para sembrar…podríamos hacer con todo ello una historia, una intensa bienvenida de libélulas a la mudez que te acosa. dejaríamos de pintar ráfagas de lágrimas tintas, cogeríamos un ramillete de fuego para callar a la luna. y sin tentar más al tiempo, sin confundirlo como lo hacen las lápidas con los nombres y las uñas, lo tentaríamos solo como al largo pasadizo incoloro y lleno de luz.


Tu habitación morada en Pueblo Libre

La vida es el costado por donde el mundo se ama
El amor es el sitio por donde yo te vivo
La vida es el flanco por donde yo me pienso
El pensamiento es la única fidelidad del amor.
R. Juarroz

Como la última luz de esta hebra que nace de mi mano abierta,
Recuerdo tu espacio,
Con sus puertas abiertas y cerradas
Con carteles de letras furiosas
Con una red y una espada,
con un balón que mata la ausencia de una paloma retozando
Como la voz de una ambulancia que socorre la madrugada
Recuerdo las células de tu rostro cuando tenías frío,
Cuando tocabas las paredes con la punta de tus manos,
Esperando los maullidos o una letra ambizurda provocándote algo,
Algo, una mirada, un silencio.
Un beso de vaca en medio de las flores y del sol, algo.
Encuéntrame ahora, en ese espacio donde guardas agua,
donde guardas maletas y viajes, donde me guardas en alguna pared,
en algún olvido

Mírame a lo lejos como yo te miro desde este lugar en el que me
visto como tú
En el que coso mis dientes, mis ojos y camino en equilibrio
Como lo haces tú entre tus dos curvas.
Ese reino de tus dos ojos inmensos que gotean
Esa bóveda que busca crecer en otra parte,
esa herida que no alcanza a ver su fondo, y que se adelgaza
Y que rasguña y germina,
Esa es tu caja, dentro de mil otras cajas.
Tu caja fuerte,
Esa es tu habitación morada en pueblo libre.
Ese es el lugar donde puedo oler el sabor dulce de tu alma.

(Inédito)

The Manza tibia code

INCLINADA y sin cualidades, mi espalda te agradece
Se encorva y disuelve todo el control del universo:
Tus tendones y mis nervios, arpegios escogidos para unirse
Y cantar dolorosas sentencias, dolorosas despedidas,
dolorosas bienvenidas
A mi también me duele toda esa belleza
La del lunar de Carmen en tu pierna derecha
La de la forma de tus orejas cuando no encajan en la rutina

La de la mirada dios que no tiene piedad conmigo, ni contigo,
ni con ellos.

Sentarnos sería bueno, entonces.
Colocar un banco y una silla, dejar al gato sentarse también.
Sentarnos sin aspiraciones de postres dulces
o de constelaciones heridas
Solo abrir un sobre amarillo y colocarlo en agua tibia
Y dejar que el azúcar se vaya.
Sentarnos para que la tarde caiga despacio
sin hacer demasiado ruido

Y contar los aretes en una oreja, o en otra
Y darle nombres a nuestra relación: estrella, luna, noche, infierno,
paraíso, nostalgia, bipolaridad, taquicardia, incendio, toxica receta
de galletas de nuez, darle nombres
Y buscar palabras, y buscar relleno en una empanada
Llenar los formularios mientras silbamos

Ver que el sol en el minuto siete u ocho de la tarde se hace rojo,
se hace naranja
Cogernos las pestañas y morder fuertemente nuestra lengua
No decir lo prohibido
No decir sin azúcar, no tan caliente, no tan llena
Dejar que la taza sea una taza y que las palabras sean eso, nada más.

Dejar morir, dejar todos estos cuadernos, todas estas rayas que
suben y bajan, dejar la decepción y la agonía, dejar de lado el
carnaval de la mentira, dejar las botellas sin alcohol porque las dos,
las dos tenemos el mismo diagnóstico: the manza code at six.
Y no soñar demasiado esta vez.
Dejar ir a la mujer que señala la cometa, o a la otra que se borró la
cara, que borró todas sus señales, para no soñar demasiado y para
mantener todavía estos discos que aunque abiertos, aun la
sostienen.
                                                                                                                                               (Inédito).

viernes

5 poemas de Víctor Hugo Díaz (Chile)


MONOLOGO I

- atravesamos el flash del día
indiferentes a ser fotografiados
como el viejo exhibicionista de Supermarket
caído en la tentación de una buena oferta de placer
sacado a patadas por los guardias
hacia la trastienda
la cabeza de chuzo escarchada
llena por dentro el ruido
entre los crímenes del amor
somos personajes de teleserie barata.      me oye
trapos recalentados bajo el clepsidra del cielo
que abre sus negras fauces -

(Una sinopsis. Un informe arrebatado a la muerte)


MONOLOGO III

- soñé la desnudez de Eugenia de Franval
ella desovó una estela de cabellera infantil
hacia el vacío dejado por los autos
Allí por ser lugar inhabitable;
una mano de pintura barata
telón de fondo a la neurosis
masticando entre las piernas el ácido
lo enrarecido de los barrios
figuras de primer plano animado
al ritmo aciago de lo que concluye
sino pregunte a los muertos
y a los muertos sobre muertos
pero si los muertos no hablan
yo David Vincent o cual sea el nombre
capaz de sustentar a sangre fría ciertas cosas
que suelen conducir a la locura

un caudal de rostros
el accidentado que aguarda su turno en la berma
después del goce-

*** 

La noche era el obscuro escenario
                                                  sobre estos barrios
A través del rectángulo de la ventana
solo la visión detenida ... parabrisas sucio
ante el paso de los vivos;
Ellas hablan desnudas junto a la empalizada
la lluvia lava las texturas
Una larga lágrima en el vidrio
divide estas calles entre un signo y otro
Allí tarareamos viejas canciones
tendidos la cabeza en blanco ni mácula
Un rumor doméstico surca el precipicio
penetra rendijas y preña las paredes
La obscuridad se abre ante la verga de Moisés
tan solo en su patio de crónicos ... en secreto
el perro que se arrastra a los pies de un amo sádico
y luego ejecuta en el tablado su número
El que se queda yerto entre la turba imaginaria.


***

PABELLÓN - F

Los enfermeros nos alejaban del frío de la muerte
Espalda contra los muros ..de brazos cruzados
semejando estatuas de sal.
Una pared de libros en blanco divide la sala
La pelota de ping-pong da golpes en la mesa
(sonoros golpes reales)
Más allá unos ojos
huesos endurecidos por la espera
miran sin ver a nadie
en patios amurallados

El humo protagonista donde congregarnos
bajo el sol que sorna
La mitad de su cuerpo ramera pintarrajeada
travestí de si mismo hecho carne
donde nos erguimos una y otra vez
- ustedes quemaron mi rostro en la televisión -
Y aquellas cuencas alucinaban lejos
en el cuadrilátero inmóvil del día.


DÍAS PARALELOS

I

El inmigrante ilegal deja su refugio en la iglesia
Vino a pedir por encontrar trabajo
–Aquí nada se parece a mi país,
ahorita no más llegué y me jode el frío.

Esta mañana cambió todo lo que tenía, en monedas
(la agenda de los conocidos se hace corta)
En adelante, el dedo y la tecla del teléfono
se vuelven el único pasatiempo, contra su voluntad:
personaje inamovible de una historia
con fin y comienzo, pero en la que nada sucede

esa cicatriz de que tanto hablan, la que se adhiere
y se hace huésped permanente
–Mi chancro y yo nos conocemos
me acompaña a mover, cuando salgo con mis hijos
siempre está conmigo.

La esquina más hermosa del barrio fue demolida
(fragmentos de infancia que no le pertenecen)

Hoy inauguraron el nuevo conjunto habitacional:
fachadas recién pintadas, colores brillantes
que contrastan con el gris de sus moradores.

A veces piensa en su pueblo –La Sierra está nevada
en esta época del año
y me hacen tanta falta.

Los lugares ya estaban ahí, en desorden

igual como llegan las arrugas a invadir el rostro
a desfigurar afiches vencidos por la intemperie.

Afuera mueven objetos, amparados por la oscuridad
Las ventanas vibran con el paso
de vehículos pesados
Se hace de noche en la guerra
y reconocer a los amigos es lento;
me asignaron el papel de sospechoso
al que todos quieren cobrar cuentas
en una trama clásica de novela policial.

III

Si había una duda, ahora es indescifrable
–Me sigue dando vueltas en esta tierra de nadie
entre la línea amarilla y el borde del andén.

El abuelo se llamaba Eulogio
pero ella responde a Vanessa o Evelyn
–Así son ahora las chiquillas, primero lo pasan bien
y después se casan.

Piensa en la mujer sobre las vías

Piensa en sus miembros que se desploman
primero unos y otros después
pero casi al mismo tiempo

un solo golpe que no termina de caer
el pesado manojo de llaves.

Víctor Hugo Díaz (Chile, 1965)
El año 2004 ganó el premio Pablo Neruda en su centenario, otorgado por la fundación del mismo nombre.
Ha publicado Comarca de senos caídos, Doble vida, No tocar, Segunda intenciones, entre otros libros.
Es una de las voces poéticas más importantes de su país.



martes

Nelson Bodero comenta "Jardín en movimiento" de Enrique Solinas

Dejamos un breve texto de Nelson Bodero, (Guayaquil, Ecuador), sobre el libro Jardín en Movimiento (Hanan Harawi Editores, 2015) del poeta argentino Enrique Solinas.  En un posta anterior, en este mismo blog, podemos leer poemas de dicho libro.

El trabajo poético Jardín en movimiento de Enrique Solinas, se inicia con un poema largo aliento que se funda desde la incertidumbre ante la muerte: El poeta ha dicho "La soledad será en tu vida lo que el agua a la piedra." Entonces no le queda más remedio que aceptar su soledad al punto de rezarle "Virgencita de la soledad", intertexto que atraviesa el libro. Sus poemas se van ordenando: "La noche en el jardín", "San sebastián", "Cambios climáticos", son poemas donde el poeta ordena o trata de encontrar su relación frente a las cosas, frente a las personas, frente al clima. En el poema "Drag-queen" hace referencia al género masculino: "Porque nosotros somos tan nosotros/que nada más existe./ Todo hombre guarda en su interior una mujer exagerada". Sale a relucir una verdad desde una reflexión acertada. Estos son los momentos de epifanías que sostiene la poesía de Enrique Solinas entre la vigilia y el sueño. También recurre al cuerpo y al espíritu como plataformas con las cuales nos enlazamos al mundo, a la ciudad, en la noche que nos cobija y nos maltrata.




Nelson Fabricio Bodero. Guayaquil (1991)
Estudió Comunicación social y mención en literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
Publicó la antología Ocho Poetas Ahorita en colaboración con Amaru Cartonera de Lima_Perú. Año 2014.
Primer lugar Slam de poesia de Guayaquil 2014. 



3 poemas de "Jardín en movimiento" de Enrique Solinas





La noche en el jardín


Una pequeña música nocturna
en forma de viento.
Los chicos cazan luciérnagas
y ponen las manos
como para rezar.

Como si Dios fuera una luciérnaga
y se dejara atrapar
para romper el silencio.

Como si el milagro fuera que Dios
sea una luciérnaga

para no sentirnos

tan solos.



Borderline

Quería caminar el silencio,
el delicado filo de las cosas.
Tenía nueve años mi voz.
Quería caminar.
Atadas las piernas y los brazos,
quería caminar.
Quería irme lejos,
el delicado filo de las cosas,
caminaba,
adonde sea.
Mis pies se cortarían y yo
caminaría tratando de huir.

Quería caminar el silencio,
atravesar una puerta que no existe.
El invierno es propicio
para que caiga la nieve
en forma de poema.

La nieve cae sobre mi piel.

Me incendio.

Quería caminar el silencio.
Tenía nueve años mi voz.
Quería dormir en el silencio
y que alguien me caminara.

Madre–Sonido.
Cuerpo–Ceniza.

Tenía nueve años
mi voz
cuando las palabras
me comenzaron a desaparecer.



Retrato de Enrique 6:00 AM

Estoy aquí
                esta mañana,
mientras afuera los autos
atraviesan el mundo.

Como si no tuviera importancia
yo quiero decir
     la noche,
pero en esta mañana es imposible.
Afuera los autos vienen para irse
al mismo tiempo que el sol
pesado se levanta
para mostrar que yo no voy
en ninguno de ellos.

La realidad, la sombra de la realidad,
el gesto de la fuga es la realidad”,
digo,
sentado en mi cuerpo de escritor,
mientras me miro en el espejo
y pregunto “¿quién soy?,
¿quién me creo que soy?

Entonces,
igual digo la noche esta mañana,
me paso la crema de afeitar
y no termino
hasta ver en mi cara
la voluptuosidad del color rojo.




miércoles

03 libros de Hanan Harawi comentados por Miguel Ildefonso



Epigrama (Hanan Harawi Editores, 2015) es la ópera prima de Juliane Angeles (Lima, 1986). Poesía fresca, con toques de humor, que a partir del retrato cotidiano de una casa o de una urbe, nos lleva a profundas reflexiones sobre la compleja vida de hoy, “en este mundo que se ensordece” como dice en el poema que cierra el breve libro, cuyo género surgió en la época helenística de Arquíloco y Simónides, desarrollado también luego en la latina de Catulo y Marco Valerio Marcial.

Canto Bermellón


En esta casa, nuestras voces

revientan y acarician las paredes
Armonía son.
Pero tanta cháchara,
me joroba la frente, me abruma la espalda.

El gato prefiere cerrar los ojos e imaginarse en el techo.

Yo alucino ser también
un gato techero.

Pero ajusto mis oídos, achino mis ojos,
suelto mi lanudo pelo,
para participar del sábado dominguero.

Y en mi soledad, allí donde he guardado para siempre

sus voces altas bermellón.
                                               Cuando me vaya.
Echaré de menos el blanco cuchicheo, las cucarachas
y hasta al perro enano acelerado
que parece estar en drogas,
lo echaré de menos.

Tyrion, el incansable, juega con nuestras manos y piernas

cuando nos sentamos en la mesa
brinca y ladra por la casa
como si tuviera dos colas.



Inventario Inútil (Hanan Harawi Editores, 2015) es el libro que el poeta chiclayano Stanley Vega reedita luego de más de diez años de su aparición (el 2001). Pasado el tiempo, su lenguaje sigue vigente. La ironía ácida y el arrojo visceral con que desnuda las falsas armaduras del hombre, nos recuerda al filósofo rumano de Breviario de podredumbre (Emil Cioran). Stanley Vega Requejo (Santa Cruz, Cajamarca) vivió su infancia en Chiclayo. Estudió Lengua y Literatura. 
Ha publicado los poemarios: Inútil Inventario (Arte Rupestre, 2001), Soliloquio de las hojas (2003) y Danza ominosa (Prometeo Desencadenado, 2005). Durante siete años colaboró en el suplemento del diario La Industria de Chiclayo. Buena oportunidad, con esta publicación, de echar una mirada a la poesía del 90, que cumple 25 años.


¿SON ESTOS MISMOS ÁRBOLES
los que ayer observé?
¿Acaso trinan mis oídos
y no aquellas aves?
¿Es el cielo
un océano silencioso
y mi espíritu
una inquieta nube que picotea el aire?
¿Son estas mismas calles
donde anoche sembré mi sombra?
¿Es esta misma realidad
a la que ayer observé
viviendo apenas
o es que acaso
simplemente es otro
el ser que ahora soy?




El cielo de los topos (Hanan Harawi Editores, 2015) de Bruno Montané Krebs (Valparaíso, Chile, 1957). Roberto Bolaño dijo de Montané: “Su poesía está hecha de pinceladas suspendidas en el aire. A veces son solo apuntes, otras veces miniaturas, en ocasiones largos poemas existencialistas reducidos a ocho o doce versos. Su poesía está hecha de sangre suspendida en el aire… Para mí es uno de los mejores poetas chilenos actuales”. 
Es autor de los libros El maletín de Stevenson (1985 y 2013), Cuenta (1998) y El cielo de los topos (2002), entre otros. Ha vivido en diferentes ciudades, “Valparaíso, La Serena, Santiago, México, han sido su paisaje de la exploración, de las lecturas y de llevar la literatura a límites de la irreverencia, a lo colectivo de un grupo, como lo fueron los Infrarrealistas, movimiento poético fundado en 1976 en su casa del número 17 de Avenida Argentina, de la capital mexicana.”


Qué están esperando

Suena la canción del viejo comienzo.

Entre los gases de la paciencia
y la comida que se pudre.
Resuena en la cabeza lo que decimos.
Lo que nos dicen o imaginamos.
Un programa un tanto patético y sanguinario,
dijo el filósofo-hechicero.
Una coalición de huellas en las ensoñaciones
de un interpretador del Universo.
El equilibrio o el eco acelerado
de nuestras tripas que cantan a media voz.
Y una vez más la balada
de los trabajadores desnudos.
Y una vez más la canción
de los desnudos torturados.