La Marianne o hacia una cartografía de los
eventos
PARTE
II
La caja negra de la nave nodriza se ha televisado. ► los espectadores atan a la estratósfera las
imágenes de una ciudad que cuelga en forma de cordeladas desde esta proa que
asciende a la inútil búsqueda de Dios. En cada una de estas iconografías, el miedo aparece
como agujero o fractura;
en cada habitáculo, el espectador
ha ido reteniendo la tragedia de un día sencillo y su fineza de la memoria al viento como olvidando que antes de nuestra llegada, alguien había ya
santificado la tierra.
A las víctimas de la tragedia del puente Grau, Arequipa, 14 de agosto del
1996.
1996.
Dos astros no pueden brillar bajo
un mismo éter. Solo queda continuar con el nudo plegado
a tu gorro frigio, Marianne, parchar el continente de unas manos invisibles al
plumaje de las parihuanas: sueño húmedo de Libertador, un acto digno de convivencia: enjuagarle los párpados a la virgen en el río donde mearon algunos demonios uniformados de sierpes. Verter sobre l’estanque puro de tu cráneo la sumatoria de
todas leyes rechazadas por el planeta moderno, ese límite imaginario entre una espada buscando ciega algún pecho y el pulmón que empujó con su
aire la brasa hasta dar rienda suelta al fuego saccro para alumbrar el mito; atravesar el tiempo con la comunión de las pieles como si un rayo
electromagnético anticipara toda implosión ovárica en un par de ojos que se miran con deseo,
ofrendar al devenir este mi corazón palpitante, de segundo astro que se extinguió por
no habitar bajo volcanes y la misma constelación violeta. 1996. Puente Grau, el
rayo que iluminó el 14 de agosto cayó al piso, abriendo una fisura en la
memoria como en los adoquines. ¿Cómo se configura el horror de cualquier historia que nos penetra con su aliento a llanta quemada, Marianne? El
recuerdo es un chispazo electromagnético de los
antepasados en la retinas de los hijos que jamás vendrán, nosotros, la repentina fuga de Dios por los poros de la carne. 1996. La
trágica belleza de la sinapsis, 35
cuerpos evaporándose en comunión hacia el pasado, antes
que el Corso abriera sus piernas para el recibimiento del día. 1996. El
verdadero hijo de Adán y el bastardo narran su futura emancipación desde la fraternité izada a media asta: esta igualdad que no llegará
nunca, salvo con la belleza de decenas de cuerpos hermanados por el voltaje.
De Cartografía de
lo invisible, fragmento.
Robert Baca (Arequipa, 1986)
Egresado de la escuela de Literatura y Lingüística de la Universidad Nacional de
San Agustín (UNSA), ha
publicado los libros de poesía
Ideograma (2006)
y Poemaoffroad (2010).
Es miembro del grupo editorial Dragostea. Luego de
realizar un postgrado en Estudios Hispanoamericanos en la Universidad Sorbonne-Nouvelle (Paris, Francia), cursa
actualmente el master en Artes y Lenguajes de la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales (EHESS).