jueves

Textos de Luis Carlos Mussó (Ecuador, 1970)






APEROS DE BESTIA
[EVANGELIOS VARIOS]
  
En el apócrifo canto también pierdes lnoticia -no puedes retenerla-Antttres cantos pero los extravíos no son una cifra: son los escalones que transitan nuestrosmuertos.

 josé  cemí, en trocadero/ 162 [capítulos 1  5]

1
Omitir la danza en alquiler y dejar de par en par la danza de la hiedra: parte
de la labor de vivir en el equívoco / parte detrabajo de hablar desde el
equívoco. Pensabaasí, dudaba si ensillar la bestia pillada al azar entre la fauna de Maldoror. O si mejor sea degollarme después de haber sido ensillado con lprecaución de un collar dezumaque. No sea que mi sangre traspase los umbrales con cierta miopía de tiempoSobre la explanada, el arsénico 
derramado extiende la fama del santuario. Porquedel samán es el mensaje divisado desde las terrazas / Pero la tortura de divulgarlo es de los ebrios de la ciudadela.

2
En la terraza lujosa se vacía la jaba de ron. Y a su vista la ruina  cobra el volumen fiestero de una sucesión de olas. Pestañear es peligroso,
pero estmutilación nointerfiere lretahíla de los barrios. A la diestra la 
Misión Española / a lsiniestra el Fortín de la Nostalgia. ¿En q libro están
escri- tos nuestros nombres, si Levante y Poniente nos vuelven isla
/ Si nos aíslan el amo y su mayordomo?

3
¿De dónde la tristeza? ¿Por qué este portal de fósforo empapado? / este cordel con piezas de ropa lejana, 
si la soledad es la sombra impertinente del vecino / de sumujer / de laldea? Tras el ventanuco de tela melica, los gritos del zan- cudo expiran su estado gaseoso Porque infiel hasta el sone- to, el
verso se compruebapreludio de un manglar de muslos húmedos / de una 
telaraña en que todo gesto queda atrapado hasta que lo consumes.

 4
La Voz extraviada solicita una madeja para abandonar la oscurana. Y se 
adensa en mi rostro una scara que he sabido ganarme después de que un puñado depalabras ahuyentara a los gallinazos que alzan vuelo desde que descubrieron Roque Dalton
en una plaza de Praga abriendo un instante de magia: Oh poesía de hoy: contigo es posible decirlo todo”–.
  
5
Puebla mis edades un mohín sahara en el que resbalan amoresiniestros / Y
baratijas cuelgan del cuello de mis muertos descarriados baratijas que nadie
ve por laneblina que anega 
26                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               27
estabuhardillas. Es necio el informe meteorogico: prevé una larguísima oscurana / Nosotros opinamos lo contrario.

II   nicolás, ante la mar crispada [capítulos 1  3]

1
Con esparcir caracoles sobre el tapete –y desplegar su lám- para de aire iridiscente–, se reconcilian el arrebato de la luz y un antiguo tañido de vientos que camina entrelos bejucos. Y la sombra de los orishás oscurece mis rostros / inocula tus miembros.

2
En un  mundo  anterio retenido  bajo vientres que jacallan están mis
 muertos las manos vueltahacia arriba– reconociendo rabos de gallo en un cielo rígido través de celosías hechas de acacia y del sexo de flores venerables.

3
Sin saberlo, la muerte puede aún llamarse César y caer de rodillas ante una 
daga / o llamarse César y ser el jerarca que extenúa flores al son del estandarte.Sensemayá: para q ellanto por el que nunca has llorado, si las
cuerdas del instrumento son los surcos de toda triste canción / toda trist
semilla. Desde lasazoteas, un estrambote sin soneto busca
las lindes del espíritu. Quencúyere / Mayambé. Y en mi voofuscada se posan
 los colibríes al tiempo que una cruz se incendia como zarza / la enorme zarza enllamas que avistas en el campo del 
Ku-Klux-Klan.
(…)


crónicas 1 – 7

1
1 si mucho antes de nacer fui mousseaux. si el abuelo cascarrabias se hartó 
de ordenar para la aduana las letras de su nombre / las de sus costillas / las
 de su entera fantasmagoría.
[ abuelo: tu rostro borroso como mancha trazada con mi dedo infantil y 
grasiento sobre esa fotografía de cuerpo sepia y bordes rumiados por el terror]
2   si el paquete accionario del cuerpo –anegado en pentotal sódico– traquetea
 aquí abajo, como allá arriba los truenos desbocados.
3  será entonces su voz como el océano abisal, que me lleva sin que me dé 
cuenta hacia lo profundo, hacia el lugar donde no es delicadoperder[se].
4  y la luna, como una hostia, entrará por mi boca y barrenará poco a poco mis
 vísceras hasta la mitad / entre matisses y klimts a medio digerir; iluminará
 –ariete de pájaros que picotean mi voz– esas autopistas interiores hasta nacer de nuevo, rasmillándo[se].

5 si la primera vez que vi al abuelo cascarrabias fue en una foto de la crónica en la prensa, fue porque las ratas acabaron a dentelladas con la paja seca de la infancia.


2abismo y ceremonia
…tus refranes me hacían reír
w. colón / h. lavoe

1 zoila me mira desde su tiempo con sus retinas pertinaces. y en cierto punto de su letanía, mi infancia camina desyerbando su respingo.
2  escinde –como un afilado ecuador– las plantaciones de almácigo y avanza entre esos hemisferios que son pastizales a siniestra y diestra, en ondas concéntricas como trigales chamuscados por naves que nadie vio jamás.
3 ahora que esas retinas pertinaces suscitan la oscurana / y las ventajas infinitas de mi caos / y la tempestad de bach en mis oídos.
4  ahora que se despereza la hiedra de menta que ortiga mi sexo y se descuelga como una ordenanza de plata, también pertinaz. ahora –y solo ahora– los prodigios de la química se hacen lugar entre los clorhidratos y los anhídridos.
5  nunca es la misma la reacción de los elementos. perozoila me mira desde su tiempo con sus retinas pertinaces que prolongan su historia más allá del tiempo en que fue madre de mi madre.

13 si añades callejones de música a las galerías que excava el gusano en la fruta enmohecida que es esta carne / si le dieses pasos al juguete que marcha al son de la pulpa muerta / y una voz que rememore / y un reflejo que las aguas se lleven tejido como en un raído tapiz medieval.

2  si el clarín opaco que guardo bajo la axila me obligara a naufragar en el fondo de los espejos, cuando el deseo husmea su propia cloaca y se muerde la cola / si resbalara como una piedra por el ideograma de tus canciones niñas / y solo pudieras amacarme entre tus costillas, como a una promesa recién nacida, zoila.

14 puñados de tierra clausuran la bullaranga de esta mi fogata particular.
2 un espejo entre nosotros crece revistiendo la progresión de la sangre / deteniendo la travesía de los emisarios de la fiebre en mi país.
amaría tener posesión de tu nombre / hincarle una pica con su estandarte aún entero, mientras deambula por la pátina del invierno.
4  piaras desbocadas avanzan entre los brazos de la muerte que sigue su curso hasta plegarse una y otra vez, semejante a un ojo encerrado en sí mismo.
5[en la desnudez de la piedra pómez, varón que has engendrado, se resuelve el fósil de la pluma]
6ebrio, más ebrio, decías tú, por haber renegado de la embriaguez. curador de la galería que habito, curador ensillado bajo las mismas lámparas que me inocularon la intrusión, la errancia, la tortura de la piedad.     
7  aquí, en las seniles provincias del alba. a la hora de las lápidas agotadas con la extranjería de los pordioseros, aún te nombro. 


Luis Carlos Mussó  (Guayaquil, Ecuador, 1970)
Ha escrito, entre otras obras, Libro del sosiego (Guayaquil, 1997); Propagación de la noche, Premio Nacional César Dávila Andrade (Cuenca, 2000) y Rostros de la mitad del mundo (Crónicas). (I)