miércoles

03 libros de Hanan Harawi comentados por Miguel Ildefonso



Epigrama (Hanan Harawi Editores, 2015) es la ópera prima de Juliane Angeles (Lima, 1986). Poesía fresca, con toques de humor, que a partir del retrato cotidiano de una casa o de una urbe, nos lleva a profundas reflexiones sobre la compleja vida de hoy, “en este mundo que se ensordece” como dice en el poema que cierra el breve libro, cuyo género surgió en la época helenística de Arquíloco y Simónides, desarrollado también luego en la latina de Catulo y Marco Valerio Marcial.

Canto Bermellón


En esta casa, nuestras voces

revientan y acarician las paredes
Armonía son.
Pero tanta cháchara,
me joroba la frente, me abruma la espalda.

El gato prefiere cerrar los ojos e imaginarse en el techo.

Yo alucino ser también
un gato techero.

Pero ajusto mis oídos, achino mis ojos,
suelto mi lanudo pelo,
para participar del sábado dominguero.

Y en mi soledad, allí donde he guardado para siempre

sus voces altas bermellón.
                                               Cuando me vaya.
Echaré de menos el blanco cuchicheo, las cucarachas
y hasta al perro enano acelerado
que parece estar en drogas,
lo echaré de menos.

Tyrion, el incansable, juega con nuestras manos y piernas

cuando nos sentamos en la mesa
brinca y ladra por la casa
como si tuviera dos colas.



Inventario Inútil (Hanan Harawi Editores, 2015) es el libro que el poeta chiclayano Stanley Vega reedita luego de más de diez años de su aparición (el 2001). Pasado el tiempo, su lenguaje sigue vigente. La ironía ácida y el arrojo visceral con que desnuda las falsas armaduras del hombre, nos recuerda al filósofo rumano de Breviario de podredumbre (Emil Cioran). Stanley Vega Requejo (Santa Cruz, Cajamarca) vivió su infancia en Chiclayo. Estudió Lengua y Literatura. 
Ha publicado los poemarios: Inútil Inventario (Arte Rupestre, 2001), Soliloquio de las hojas (2003) y Danza ominosa (Prometeo Desencadenado, 2005). Durante siete años colaboró en el suplemento del diario La Industria de Chiclayo. Buena oportunidad, con esta publicación, de echar una mirada a la poesía del 90, que cumple 25 años.


¿SON ESTOS MISMOS ÁRBOLES
los que ayer observé?
¿Acaso trinan mis oídos
y no aquellas aves?
¿Es el cielo
un océano silencioso
y mi espíritu
una inquieta nube que picotea el aire?
¿Son estas mismas calles
donde anoche sembré mi sombra?
¿Es esta misma realidad
a la que ayer observé
viviendo apenas
o es que acaso
simplemente es otro
el ser que ahora soy?




El cielo de los topos (Hanan Harawi Editores, 2015) de Bruno Montané Krebs (Valparaíso, Chile, 1957). Roberto Bolaño dijo de Montané: “Su poesía está hecha de pinceladas suspendidas en el aire. A veces son solo apuntes, otras veces miniaturas, en ocasiones largos poemas existencialistas reducidos a ocho o doce versos. Su poesía está hecha de sangre suspendida en el aire… Para mí es uno de los mejores poetas chilenos actuales”. 
Es autor de los libros El maletín de Stevenson (1985 y 2013), Cuenta (1998) y El cielo de los topos (2002), entre otros. Ha vivido en diferentes ciudades, “Valparaíso, La Serena, Santiago, México, han sido su paisaje de la exploración, de las lecturas y de llevar la literatura a límites de la irreverencia, a lo colectivo de un grupo, como lo fueron los Infrarrealistas, movimiento poético fundado en 1976 en su casa del número 17 de Avenida Argentina, de la capital mexicana.”


Qué están esperando

Suena la canción del viejo comienzo.

Entre los gases de la paciencia
y la comida que se pudre.
Resuena en la cabeza lo que decimos.
Lo que nos dicen o imaginamos.
Un programa un tanto patético y sanguinario,
dijo el filósofo-hechicero.
Una coalición de huellas en las ensoñaciones
de un interpretador del Universo.
El equilibrio o el eco acelerado
de nuestras tripas que cantan a media voz.
Y una vez más la balada
de los trabajadores desnudos.
Y una vez más la canción
de los desnudos torturados.