domingo

Enrique Molina "el incierto"


En 1998 WER, el poeta, trajo la primera edición de Amantes Antípodas, a mi ex-casa, en San Juan de Miraflores. Quedé fascinado y le compré el libro. Ya aún estaba invicto pero Molina logré vencerme, perderme en el poema ser el poema ya no era algo ilógico o pretencioso: era la única forma de leer a Molina. Todo ese libro era como una casa donde si tocas las cosas, te hundes en ellas. Las imágenes salvajes del sueño de Molina, tatuaron mi pulso.

Luego, saber que era amigo de César Moro, que vivió en Lima, que fue amigo de Raquel Jodorowsky (esa amistad merece otro post), luego yo me fui a vivir a su ciudad, leerlo allí, con otros recursos, buscarlo en su Bs. As. donde yo era un poema de pocas lineas, y el un gran dragón dormido. Entonces lo inevitable, el olvido. El olvido y el reencuentro.

Estos dos poemas son de ese libro.



CIRCE


Solo contra la tierra
este sudor de instintos ha deshecho mi rostro de pájaro confuso
extraviado en los restaurantes de los tejados bajo la mañana sin oficio
convertido de pronto en la bestia inocente que ronca entre las flores
una mano de adiós
un golpe de olas en el alma

Disfrazado de playas y ciudades que pasan 
las promesas se olvidan como en sueños 
como un reverbero de moscas sobre tales países sin escrúpulos ni socorro 
en las eternas fogatas del tiempo
entre las plagas de la inconstancia 
mientras se coagula al sol un vino de archipiélagos 
-oh carne sobrenatural con tu incomprensible gemido celeste torturado y 
salvajemente vivo en las venas-
ahora que revisto la piel del cerdo fosforescente 
el olfato del camino 
su relámpago de mujeres dormidas exhalando el perfume penetrante de la 
tristeza 
de plumas de sexo barridas por el viento

Pero te recobro 
oscuro corazón de prisionero y de desafío 
ciego corazón humano 
con el hechizo de la corriente
vacilaciones, éxtasis y terrores 
y el musgo de abismo que brilla entre dos bocas que se besan
para ser nuevamente sólo un hombre sin más amparo que tu furia 
sin otro cielo que tu aliento 
como una blasfemia deslumbrante como un lazo demente 
tendido a los más puros vampiros de la tierra



ETAPA


Corrompidos por un resplandor de ríos y de grandes sorpresas hemos perdido 
para siempre la paciencia de las familias.
Fuimos demasiado lejos. Libres y sin esperanza como después del veneno y 
del amor 
nuestra fuerza es ahora una garra de sol 
los labios más infieles 
y apenas nos reconocemos por esas extrañas costumbres de tatuarnos el 
alma con la corriente.

El país es obstinado y anónimo. Con un solo lugar 
con una sola palabra.

Vivir a esperar nada 
a interrogar a besos
a noches bañadas en la sangre de las colinas y los errores
con esas mujeres opulentas y crueles que destellan en su reino de humedades
ardientes y funden en su mirada el oro de las lágrimas y el relámpago de 
los astros
hechas de soledad y de inconstancia
invulnerables a la dicha
arrancadas de golpe a sus telas dementes por los serafines de la fiesta y el 
tufo de los trenes.

Traficamos con plumas 
con guijarros viento y frutas fanáticas que nos queman las manos.
hay que poblar de fantasmas estos terrenos salvajes
¡oh tanto verano en acecho bajo el trapo negro de los años! 
pero del fondo de la caleta 
los exorcismos de la lejanía extraen del alma un gran pájaro en llamas 
el furor de estos días que despliegan sus velas y nos lanzan desnudos a las
avalanchas del corazón 
a los ídolos al orgullo al ocio 
al esplendor de tales desastres entre la algarabía de seres y encuentros en
los que cae como un incendio la simiente de las antípodas.